¿Terapia con magnetismo? La magnoterapia

Desde siempre en la historia, el ser humano se ha esforzado por mejorar la calidad y las expectativas de su vida, tarea que requiere la incesante búsqueda de soluciones que van más allá de la medicina tradicional. Fruto de esta apuesta se ha desarrollado un importante campo de tratamientos alternativos, muchos de los cuales han sido valorados incluso entre los médicos y asociaciones más reacias a este tipo de prácticas curativas.
Así, se ha llegado incluso a la utilización de imanes para enfrentar ciertas dolencias que aún no encuentran un tratamiento adecuado. Por ello, es habitual el comercio de complementos magnéticos, pulseras y collares... pero ¿tienen efectos que benefician al organismo?
Si bien, en cierto sentido esta técnica de los imanes incorpora algo de esoterismo y creencias populares, la evidencia existente indica que la terapia se encuentra totalmente respaldada en leyes naturales y que trabaja de acuerdo con ellas. Su principio fundamental no apunta a curar por sí misma, sino a apoyar y fortalecer los procesos naturales de curación. De esta forma es posible descartar cualquier tipo de contradicción que pueda poner en peligro la salud del paciente.
Pero, ¿en qué consiste la terapia de imanes? En primer lugar, las teorías que defienden la aplicación de este tratamiento se basan en que nuestro cuerpo está regido por impulsos electromagnéticos y campos que están en constante armonía. Cuando existe una dolencia este campo magnético se rompe, lo que produce el dolor o molestia.
Para conseguir un estado normal es necesaria la presencia de otro campo magnético que entre en acción y estabilice los impulsos del cuerpo. Con esta finalidad se usan los imanes que mitigan el dolor. La técnica puede aplicarse de manera solitaria o combinada con otro tipo de tratamientos ya que no interfiere y, por el contrario, acelera el efecto de otras medicinas. Es decir, se encarga de potenciar distintas alternativas, tanto naturales como convencionales.

Específicamente, los campos magnéticos aceleran la circulación sanguínea y el contacto de los imanes transmite calor al organismo de manera tal que permite la activación global de de los sistemas operativos, entre ellos el circulatorio. Es así como la terapia tonifica y proporciona energía al cuerpo como un todo, con lo que el paciente tarda menos tiempo en recuperarse. Por lo mismo, la zona del cuerpo en donde se apliquen no es muy importante ya que su efecto se centra en todo el organismo, vía sistema nervioso y circulatorio.

Para la salud, el tratamiento se traduce en menores posibilidades de sufrir infecciones e inflamaciones en los tejidos, además de favorecer el sueño, restaurar el buen humor y mejorar la vitalidad general.

La gota, el reumatismo y la artrosis también suelen combatirse por intermedio de los imanes, a la vez que se le reconoce su efectividad para la cicatrización de heridas y fracturas.
Definitivamente una alternativa que vale la pena probar, sobre todo si consideras que en ningún caso la terapia de imanes presenta contraindicaciones

Creditos: www.estilohoy.com

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